Como ya vimos en el bloque IV, los métodos
para animar a los más pequeños a la lectura son muchos y muy variados. En el
colegio que estuve de prácticas tenían un método basado en la obtención de diplomas.
Al comienzo del curso cada niño tenía que
llevar el libro que más le gustara, al igual que la profesora que también proporciono
algunos a la biblioteca del aula.
Estos libros los dejaban en clase para
que cada niño eligiera los que más les llamara la atención.
El título de todos estos libros se
encontraba escrito a modo de lista en un mural llamado librómetro, al igual que
el nombre de todos los alumnos del aula. Cuando un alumno cogía un libro de la
biblioteca, debía hacer una marca en el lugar correspondiente para que el resto
supiera quién tenía ese libro.
Una vez que terminaba de leer el libro
debían poner un pegatina en el librómetro encima de la marca que habían hecho
para señalar que eran ellos los que tenía el libro. La pegatina podía ser roja
si no les había gustado mucho, verde si les había gusta mucho o azul si les había
gustado así así.
Además al terminar el libro debían de
hacer un pequeño resumen y enseñárselo a otro compañero que se hubiese leído el
libro para que se lo corrigiera. En caso de ser el primero en leérselo se lo corregía
el dueño del libro, que sí se lo tendría que haber leído y debía conocer la
historia.
Cuando cada niño había leído un
determinado número de libros obtenía un diploma. Las equivalencias eran las
siguientes:
Creo que esta técnica es bastante
buena ya que los niños les motivaban mucho eso de recibir un diploma incluso un
premio el que más libros de la clase hubiese leído al finalizar el curso.
Además
gracias a las pegatinas de colores, la profesora podía
hacer balance de cuáles son los libros que más les han gustado más y cuales
menos. Y utilizar toda esta información para el curso siguiente.
Muy chulo. Te lo anoto.
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